
Érase una vez una princesa que desde los catorce años la encerraron en su propio castillo para que no se enamorase porque tenían ya buscado su pareja.
—Padre ya estoy harta de estar aquí.
—¡Hija, lo siento mucho pero tienes que permanecer hasta los dieciocho años! Porque te casarás con el príncipe Andrés.
—¡No padre es muy feo!
Entonces lloró desesperadamente hasta que apareció una mariposa que le dijo:
—¿Qué te pasa princesita, pues te veo muy triste?
—¡Ay de mí, mariposa! ¡Que a los dieciocho años me quieren casar con un príncipe!
—Pues escápate.
—No puedo hay soldados y en todas las ventanas del castillo hay fuertes rejas.
—Toma estos polvos y te encontrarás con alas y de mi estatura.
—Gracias.
Y la princesa vio cosas preciosas de la naturaleza.
—Mariposa, te quiero decir una cosa; mira allí abajo. Ese chico siempre mira hacia mi ventana, ¿por qué mira?
—Querida, está enamorado de ti.
—¡Oh qué pena y me tengo que casar con ése?
—¡Ahora no, princesita ya eres libre! Toma otros polvos.
Y se convirtió en princesa. Entonces, el chico la vio venir y le hizo una larga reverencia:
—Señorita, ¿usted no es la princesa encerrada que contemplaba día a día?
—Sí.
—Majestad perdonad por mi osadía de decirle que estoy enamorado de usted.
Entonces ella le explicó nuestra historia.
Y llegó al castillo y se lo dijo a su padre. El padre la perdonó y le dijo que se casara con el muchacho.
Victoria Eugenia Muñoz Solano

Querido lector:
A estas alturas te habrás dado cuenta de la sencillez del cuento que he publicado. Se trata de una historia que he encontrado al final de una libreta de la asignatura de religión de cuando tenía de 6-7 años. Tiene faltas ortográficas por doquier y algunos dibujos. Espero vuestra benevolencia pues es mi primer cuentecito y me ha hecho cierta ilusión compartirlo con vosotr@s. Puedes descargar el original escaneado en este link de dropbox:
https://dl.dropboxusercontent.com/u/45782770/La%20princesa%20encerrada.pdf
Un abrazo
Victoria Eugenia Muñoz Solano