Di un sorbo a mi café y mis células grises comenzaron a trabajar con fluidez; estaba en la Piazza di San Marco junto a Miss Collingwood.
Disfrutaba de mis vacaciones cuando aquella joven al reconocerme, me abordó angustiada; quería que averiguara quién le estaba enviando unos anónimos.
—¡Me quieren asesinar, Mr. Poirot!
Su voz resonó en mi cerebro, como un eco lejano. Sin duda el móvil era pasional, era tan hermosa… Tenía unos ojazos castaños que parecían querer comerse el mundo.
Mientras saboreaba los últimos sorbos de mi espresso, me había narrado el motivo de su estancia en Venecia: trabajaba como acompañante de una anciana acaudalada.
—Scusi, signore… Tutto bene? —me entregaron la cuenta.
—¡Un momento, cameriere! Esto es suyo, ¿verdad? —le mostré el anónimo—. Su letra coincide con la de la cuenta. Cuando vi cómo la miraba, me percaté de su venganza. No, no se preocupe cameriere, pedí otro espresso: el cianuro en polvo que le ha suministrado no va a matarla. Victoria Eugenia Muñoz Solano
Querido lector: Espero que te haya gustado mi nuevo microrrelato homenaje a mi escritora favorita : Agatha Christie. Poirot, el mejor de los detectives, vuelve a investigar en este micro-caso.
(Para alguno que me ha preguntado, las ilustraciones que aparecen en los relatos las hago yo misma mediante los programas Paint brush y Photofiltre)
Muy ingenioso. Me ha gustado.
¡Muchas gracias!
Lo acabo de publicar y ya lo has leído. Me he quedado perpleja :-O
Genial !!
¡Gracias, Mari Carmen!
Breve, intenso y sencillamente buenísimo. Me encantó.
¡Siempre animándome! Muchísimas gracias 🙂
Está genial el relato.
¡Muchas gracias, Celia!
Un beso :-*